Si no sabes qué hacer con los días de descanso que te quedan, te sugerimos una emocionante escapada a las majestuosas cascadas de Chimalapa, ubicadas en el pintoresco Acaxochitlán. Este tesoro natural ofrece un espectáculo impresionante con dos caídas de agua, cada una alcanzando cerca de 15 metros de altura.
El acceso a este paraíso se realiza a través de una apacible caminata de senderismo. La cascada de más fácil acceso es la segunda caída, donde un cómodo camino con escaleras y barandal de madera facilita la travesía. Mientras avanzas, podrás disfrutar de vistas panorámicas al seguir el curso de agua hasta que, después de unos pocos metros, te encuentres cara a cara con esta maravilla natural.
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Este rincón paradisíaco es ideal para pasar un día inolvidable entre hermosos paisajes, la mejor compañía y la oportunidad de sumergirse en los sonidos envolventes de la naturaleza, todo ello mientras degustas la exquisita comida local.
La población local aprecia y refuerza las tradiciones que se entrelazan con la belleza natural del lugar. Está la presencia de un sitio sagrado donde se colocan ofrendas, en la creencia de que seres sobrenaturales habitan allí. Para conocer a fondo estas historias, se recomienda dejar que los niños de la comunidad te guíen, compartiendo sus conocimientos a cambio de una propina.
No solo es un refugio natural, sino también un enclave para las artesanas nahuas locales, quienes exhiben sus productos, como el telar de cintura y otros bordados de diversas comunidades.
Para los más intrépidos, se invita a explorar la cercana cascada de El Salto de San Francisco, que promete ser una experiencia igualmente cautivadora.
Recuerda prepararte adecuadamente para esta aventura en el exterior, con ropa cómoda y abrigadora para afrontar variaciones de temperatura, calzado antiderrapante, bocadillos, frutas o semillas para mantener la energía, almuerzo o comida, así como agua o bebidas hidratantes.
Sara Elizondo
