Aunque la academia básica sean ocho meses, deben poseer aptitudes físicas, emocionales y valores
Conoce más sobre la labor, preparación y hasta personalidad de algunos de los policías destacados en el estado de Hidalgo, hazlo a través de la serie editorial, Más que un uniforme. Esta primera entrega te presentamos a Oliver Nochebuena Ramírez. En su nombre lleva la perseverancia porque fue así como logró ingresar al Instituto de Formación Profesional (IFP) de la Secretaría de Seguridad Pública de Hidalgo. Ha sido una enorme satisfacción.
Él es prueba del refrán “el que quiere puede”, porque tras una serie de complicaciones por la falta de algún documento, logró ingresar y hoy desempeña con orgullo el servicio policial.
Cumplió con todo: cartilla militar, certificado médico, carta de antecedentes no penales, constancia de estudios, no tener tatuajes visibles, ni lesiones o alguna enfermedad que impida realizar la labor.
Hace ocho meses egresó del IFP en cuyo sitio realizó la preparación básica y sin duda no equivocó su elección por vocación, porque un policía se hace, no nace.
Convencido, dice, las personas no nacen con la personalidad predeterminada ni conservan su genio y temperamento hasta que fallece, sino que van conformado su manera de ser a partir de sus experiencias.
Un elemento fundamental para su labor diaria es el apoyo incondicional de su familia, quienes con el corazón en la mano le expresan lo orgullosos que están de él.
Dentro de las aptitudes que debe tener un ciudadano para ser policía, Oliver Nochebuena, comparte sobre tener un buen rendimiento físico, una buena salud psicológica, sin ningún tipo de vicios, ni pertenecer a una organización delictiva.
Pero lo anterior no es suficiente, porque se debe cumplir con las características principales: honestidad, solidaridad, empatía, la manera de solucionar problemas de la sociedad y trabajar bajo presión.
En la formación básica aprendió el manejo de armamento, tiro, conducción de vehículos, detención y condición de personas, llenado de PH, radio y comunicación, manejo del PR24, las cuales son las siete habilidades para iniciar con el servicio policial.
Durante los ocho meses de academia en todo momento fue evaluado para desempeñar buen trabajo, desde el aspecto emocional, motivación y la confianza.
Las pruebas más difíciles de Oliver para ser policía es haber dejado la vida civil y la disciplina de la labor policial. Confiesa que no estaba acostumbrado a recibir órdenes, en especial como vestir, peinarse, en fin, quizá detalles que hoy agradece infinitamente porque le dan presencia ante la ciudadanía.
Aprendió también a tener espíritu de cuerpo, trabajo en equipo, ayuda entre compañeros, características que lo ayudaron a adaptarse rápidamente.
Hoy como policía joven, de 30 años de edad, menciona que los valores son la honradez, honestidad, sacrificio, disciplina, la lealtad, moral y ética.
En el sentido de cómo se trabaja la integridad física y mental de los futuros policías durante su formación, precisa que de forma física implica la preservación y cuidado de todas las partes del cuerpo, lo que conlleva al estado de salud de las personas.
La integridad psíquica, considera, es la conservación de todas las habilidades motrices, emocionales, psicológicas e intelectuales.
En definitiva, los recién egresados de la academia si están preparados para situaciones de alto riesgo y emergencia, pues aprenden que el autocontrol es primordial para atender este tipo de circunstancias, por lo que la ciudadanía debe confiar en que hay profesionalización, presencia y preparación.
Sin duda, Oliver Nochebuena, sin pestañear, dice que ser policía es la mejor decisión que ha tomado en la vida.
“Es una satisfacción ganarse la vida con lo que más me gusta hacer y estoy agradecido con la Secretaría de Seguridad Pública por la oportunidad que me dio para ser parte del grandioso equipo que es la policía estatal”.