La Compañía Nacional de Teatro estrenó “Los empeños de una casa” en Bellas Artes
“Si es para vivir tan poco, ¿para qué saber tanto?”, se pregunta Sor Juana Inés de la Cruz, en el escenario semi oscuro frente a la mujer a la que dedicó su primera comedia: “Los empeños de una casa”.
El montaje que estrenó la Compañía Nacional de Teatro (CNT) en Bellas Artes, como parte del 90 aniversario del recinto, se toma licencias como esos momentos de introspección de la décima musa. Y otros más arriesgados. Un trío acompaña a los actores cuando cantan temas como “Quizás, quizás, quizás”, “Esta tarde vi llover”, o “Te odio y te quiero”, y también, durante los dos momentos de karaoke en los que invitan al público a cantar. Y cantan.
Sobre un escenario circular e inclinado con varias puertas de las que surgen elementos escenográficos, se narra cómo “Ana” recibe a los enamorados “Leonor” y “Carlos” por separado en su casa, a donde llega “Rodrigo”, el padre de “Leonor”, quien le concede la mano de su hija a “Pedro”, por creer que éste se llevó a la joven. Caprichoso, como es el amor, finalmente unirá a las parejas en otro orden.
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En medio de los enredos amorosos, la directora de la compañía y de este montaje, Aurora Cano, logra un ensamble que parecería imposible: el Siglo de Oro conviviendo con el siglo 21.
Hablada en verso, la trama mantiene su delirante comedia, junto a elementos como el travestismo, y cierta grandilocuencia que recuerda al cabaret, a ritmo vertiginoso que hace que las más de dos horas y media que dura el montaje se pasen entre risas y sorprende por la interacción con el público, que termina cantando “Lágrimas negras” con todo el elenco.