Rubén Galindo es parte del nuevo sistema que emprende la tarea de eliminar este fenómeno
Rubén Galindo Rodríguez es un policía estatal joven, de 24 años, seis de ellos dentro de la corporación con nuevas bases sólidas de anticorrupción. Él es uno de los elementos que forman parte de la serie editorial, Más que un uniforme. Esta es la segunda entrega de un acercamiento a los profesionales encargados de la seguridad en el estado de Hidalgo.
Como parte de este sistema señala que la corrupción es un factor que afecta la labor de seguridad y la precisa en dos tipos:
El primero, la corrupción administrativa, que es la relación de aquellas conductas corruptas que se dan a nivel de la gestión de recursos humanos y materiales al interior de la institución.
El segundo, se refiere a una corrupción que es producto de las relaciones con el medio externo a la institución, esto es con el contacto cotidiano de los policías con ciudadanos y delincuentes. Esta es la corrupción operativa, aceptar-pedir dinero, por ejemplo, no cursar una multa o una detención, extraviar o producir intencionalmente evidencia, o proteger delincuentes.
Por supuesto no está exento de enfrentarlo, sobre todo de quienes se escudan en el “influyentismo”, quienes dicen tener “palancas” con alguna persona “importante” de la sociedad hidalguense y creen estar por encima de la ley.
Para garantizar la integridad y la ética en el trabajo policial Rubén Galindo detalla que la integridad es primordial sumada al apoyo de cursos apegados a los valores como ser humano y servidor público.
Una parte importante en el desempeño es saber prevenir la corrupción y, en ese aspecto, lo esencial es la proximidad con la ciudadanía, es decir, inculcar la cultura de la denuncia de los actos de corrupción, porque es una parte medular para desempeñar la labor.
Precisa que cuando hay una denuncia, la corporación, a través de un órgano especializado, investiga y sanciona los casos de corrupción dentro de la fuerza policial. En ese sentido, conoce a algunos que han sido castigados y hasta dados de baja por incurrir en estas conductas.
Comparte que hay protocolos para denunciar, partiendo del ciudadano con la denuncia y apoyado con la aportación de evidencias, como fotografías y videos en los que exhiba al policía por su mal trabajo. Esta evidencia se presenta ante el órgano correspondiente y posteriormente se examinará en el área de Asuntos Internos.
En la medida de las nuevas estrategias para erradicar la corrupción, fortalecer la confianza del público en la policía y reducir la percepción de corrupción, el agente estatal menciona la importancia de los cursos y tener acercamiento con la población, de brindarles apoyo y confianza: “Creo que cada vez más la gente tiene confianza en la policía y no nos ven diferente a ellos, sino como parte de ellos”.
Una de las máximas en su desarrollo como agente es la constante capacitación y la sensibilización sobre la ética y valores en la prevención de la corrupción: “Cada elemento al realizar su labor debe tener criterio y poder asumir la situación que atiende con un carácter humano”.