Cuando hubo las primeras señales de humo del incendio de la estancia provisional migratoria, Viangly estaba en la sala de espera de las oficinas del INM
La Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho ha buscado a toda costa que las voces de las víctimas del incendio de la estancia provisional migratoria del Instituto Nacional de migración (INM) sean escuchadas y, sobre todo, que las 15 mujeres que estuvieron ese día sean consideradas como víctimas, aunque ellas no sufrieron lesiones físicas, al ver los hechos sí tuvieron afectaciones psicológicas.
El 27 de marzo del 2023, se suscitó una de las tragedias más impactantes donde 40 personas migrantes perdieron la vida encarcelados en la estancia provisional migratoria que ardió en llamas y que guardias de seguridad que los resguardaban no les abrieron para que pudieran salvarse, únicamente sobrevivieron otros 27 migrantes que sufrieron lesiones considerables, gracias a que el Heroico Cuerpo de Bomberos hizo un boquete en la pared para rescatarlos.
Al comenzar el incendio, había 15 mujeres en otra celda, a quienes se les abrió en los primeros segundos que comenzó el siniestro. Las autoridades migratorias las mantuvieron sentadas al frente de las oficinas del INM, luego fueron llevadas al Centro Integrador para Migrantes Leona Vicario, por ser testigos de lo ocurrido, no obstante, en cuanto pudieron salieron y se entregaron a las autoridades norteamericanas porque sentían que su vida corría peligro en México, pero nunca fueron escuchadas.
Viangly Infante y su esposo Eduardo Caraballo, venezolanos, fueron sobrevivientes; él quedó con graves lesiones, ambos junto con sus hijos, lograron llegar a Estados Unidos.
Viangly vivió un infierno al imaginar a su esposo muerto; casi a un año y medio recuerda cómo ocurrieron los hechos, además que a falta de respuesta del gobierno mexicano, decidió abandonar todo trámite de compensación de daños, ya que nunca se comunicaron con ella.
Cuando hubo las primeras señales de humo del incendio de la estancia provisional migratoria, Viangly estaba en la sala de espera de las oficinas del INM.
Yo escuchaba que gritaban y le pegaban a las paredes y nadie hacía nada, cuando salió el humo vi que sacaron a las mujeres y las pusieron en la sala de espera, cerraron la puerta y pusieron seguro, yo le pregunté a un guardia que por qué cerraba si dentro quedaba más gente, vino una mujer del INM y me dijo allá adentro todos se están quemando muy sarcásticamente; me desesperé y empecé a gritar; un guardia de cabello blanco me pidió que me saliera de las instalaciones o me iba a llevar a la policía reveló la esposa de Eduardo.
Ella se encontraba acompañada de sus tres hijos (en ese momento una bebé de un año, uno 12 y otro 13 años de edad), salió a la calle y después de 15 minutos que vio el humo fue que llegaron los bomberos, policías y ambulancias.
“Vi que los bomberos empezaron a sacar a los muertos, los ponían en el suelo, pero la verdad en ningún momento pensé ver a Eduardo ahí tirado, muerto, yo estaba en neutro, de repente se me paró una ambulancia enfrente y vi cuando entró la camilla y cuando me asomé, era mi esposo y entonces ahí me puse a llorar”.
Pesé a que se descontroló al ver a su esposo en la ambulancia, también fue testigo de cómo los paramédicos lo reanimaron y eso la tranquilizó. “Cuando vi que lo estaban reanimando, eso fue lo peor que yo pude haber sentido de toda la noche que estuve ahí”, expresó la venezolana.
Toda la familia se encontraba en Juárez con su cita de CBP One, por lo que Viangly se movió a conseguir ayuda porque las autoridades no querían dar de alta a su esposo y le decían que lo tenían que trasladar a la Ciudad de México.
No me lo querían dar de alta y se lo querían llevar porque era un testigo presencial, yo tenía mi cita el sábado 1 de abril a las 7:00 a.m., no iba a permitir que se lo llevaran a México; conseguí el contacto de una abogada y me llevó a la defensoría de Derechos Humanos Las Américas reveló.
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Fue a través de la abogada y Las Américas que consiguió cruzar a El Paso, Texas y que su esposo fuera atendido en el hospital Las Palmas, donde fue recibido como estable pero aun con oxígeno. La recuperación de Eduardo en El Paso fue de dos semanas y los fastos del hospital todo corrió por Estados Unidos, los apoyaron ya que entraron con un Parole Humanitario.
Cuando salió del hospital la organización Las Américas, cubrió todos los gastos de los medicamentos que necesitaba él dijo la venezolana.
Nota publicada de El Heraldo de Juárez