Uno de los personajes más importantes y primordiales en el movimiento de la Independencia
Hablar del estado de Hidalgo es sinónimo de historia, ya que han existido acontecimientos y personajes históricos, durante la época de la Independencia en México, como Julián Villagrán, uno de los insurgentes más importantes en este movimiento.
¿Quién fue Julián Villagrán?
Julián Villagrán, nació en Huichapan, Hidalgo en el año de 1760, fue de humilde cuna y desde temprana edad se dedicó a la herrería, debido a lo cual conocía a varias personas de importancia en su región, y hasta conocía las inquietudes libertarias que se tramaban en Querétaro, y simpatizaba con ellas.
Fue nombrado capitán del Regimiento de Tula, para el año de 1810, al descubrirse la conspiración el 15 de septiembre, tuvo que escapar ya que fueron conocidas sus ideas, por ello el virrey envió al general Cruz a perseguirlo, pero no pudo darle alcance.
En pleno apogeo por la lucha de la Independencia, se levantó en armas contra el gobierno virreinal, y se apoderó del real de Zimapán y, con el cura Correa, en poco tiempo se adueñó de Ixmiquilpan y convirtió a Zimapán en su reducto.
El Padre de la Patria Don Miguel Hidalgo, le da el nombramiento de jefe del Movimiento Revolucionario en su región, y desde entonces hostiliza incansablemente a los realistas, sorprendiéndolos y obteniendo resonantes victorias.
Durante el mes de mayo de 1812, a lado de otros jefes emprendió una expedición sobre Tulancingo, pero fue rechazado y tuvo que retirarse con muchas bajas, en la serranía de Zimapán, se nombraba “Julián I, Emperador de la Huaxteca”, y en la moneda circulante hizo poner su revalidación con el sello Villa/Gran.
El 13 de junio de 1813 fue capturado, debido a que se había separado de sus tenientes de mayor confianza, Antonio Trejo y Casimiro Gómez. Además, uno de los suyos llamado Felipe Maya fue quien lo delató.
Su captura se realizó en San Juan Amajaque, cerca de Zimapán, por el realista Rufo Palacios.
Fue fusilado el 21 de junio del mismo año y se dice que como castigo a su cadáver le cortaron la cabeza y “para escarmiento de los insurgentes” colgada de un garfio y fue expuesta, pendiente del extremo de una viga, en uno de los ángulos de la pequeña capilla de San Mateo.