Acercar a las personas a la pintura de una manera innovadora y accesible es la obra de Alejandra Sánchez, asesora de imagen y empresaria
En medio del bullicio, las preocupaciones y la vida acelerada del corazón de Polanco, en la Ciudad de México, donde abundan las oficinas y algunos de los restaurantes más caros del país, existe un oasis para quienes buscan darse un respiro y aprender a pintar sin que eso represente un freno a su creatividad y a sus bolsillos.
“Muchas veces hay que pagar algo muy elevado para poder tener una vista bonita y comer rico, entonces, esta es una alternativa, porque para mí, el arte tiene que ser accesible para todos”, cuenta Alejandra Sánchez, fundadora de la empresa Pintando con Sabor.
Esta empresa encontró en la pintura el negocio ideal para mezclar arte y gastronomía mediante una experiencia que permite a las personas expresarse a través de un lienzo, mientras degustan de una buena cata de vino y bocadillos. Recuerda que al hacer planos mientras estudiaba Ingeniería Civil, se dio cuenta que tenía facilidad con los trazos y pasión por las artes visuales. Y continuó su formación profesional en asesoría en imagen, lo que le sirvió como inspiración para comenzar a pintar y emprender en esta industria.
Hasta el corazón de Polanco cualquier persona puede acudir sola, en pareja, en familia o en grupo y no es necesario contar con conocimientos sobre arte o pintura.
“Es muy bonito cuando terminan su obra y se dan cuenta que sí pudieron hacerlo, esto los empodera. Hay quienes dicen ‘es que no sé ni dibujar’, pero no hace falta, aquí les damos todo y los vamos guiando, es un lugar para expresarse y conectarse”, comparte la emprendedora.
Una experiencia única
Para Alejandra Sánchez, el éxito de su empresa se debe a la calidad y a la atención personalizada de los servicios, ya que se puede decidir qué, cómo, cuándo y en qué pintar. También utilizan bolsas y botellas reutilizables.
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Para pintar solo se necesitan las ganas, considera la fundadora del concepto, por lo que diseñó diversas modalidades para sus clientes.
Una de ellas consiste en que las personas seleccionan la imagen que quieren plasmar y en Pintando con Sabor se diseña previamente para que cuando sea la cita puedan pintarla con mayor facilidad y con la asesoría de la experta.
Las clases guiadas son para grupos grandes, sobre todo empresariales, en ellas se plasma la misma imagen, pero con distintas dinámicas, como armar obras completas por secciones y por equipos, o de forma individual, por mencionar algunas.
Otra forma es presentar a los clientes un lienzo en blanco, en esta modalidad se puede elegir cualquier imagen o temática y comenzar desde cero.
Respecto a la comida, Alejandra Sánchez detalla que el menú cambia conforme a la temporada, por lo que puede haber cata o degustación de vino, mezcal o tequila, entre otras bebidas o cócteles.
“Pintando con Sabor es esta parte que le tienes que poner a la vida, del disfrute, de estar tranquilo. Para mí el sabor es colores, especias, olores, es muchísimas cosas en una sola palabra”, expresa. Alejandra Sánchez afirma que su iniciativa “no solo es ir a pintar”, sino que se trata de una experiencia única que involucra todos los sentidos, lo que imprime originalidad y personalidad a todo lo que ahí se hace.
“Pueden llevarse su cuadro, pero también pueden adornar su casa con un florero que han hecho con sus propias manos”, agrega.
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Más que un emprendimiento
Alejandra Sánchez confía en catapultar Pintando con Sabor a través de su sedes en Ciudad de México e Hidalgo, además de que en sus planes está fundar una escuela y llevar clases de pintura a otros lugares. La empresa cuenta con proyectos con causa como “pinta por ellos”, una iniciativa que busca impulsar y difundir la pintura mientras se recaudan fondos para apoyar a animales de convivencia en situación de calle. Y en este mes Pintando con Sabor preparó una edición especial con temática de Día de Muertos y Halloween, donde habrá una selección de pinturas especiales, una barra de comida alusiva al festejo, entre otras sorpresas.
“Pintando con sabor es una experiencia que nace del deseo de conectar el arte con las personas porque sé que todos tenemos la capacidad de crear y proyectar. Creo que cuando le das a alguien la oportunidad de pintar, puede descubrirse y ver el potencial que puede alcanzar”, concluye.