El gobierno federal entregó el hangar presidencial, del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) a la Secretaría de la Defensa (Sedena).
Este 26 de diciembre, en el Diario Oficial de la Federación, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a través del Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales, publicó un acuerdo para destinar a la Sedena el inmueble federal conocido como hangar presidencial.
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Dicho inmueble tiene una superficie de 127 mil 405.03 metros cuadrados y de construcción de 20 mil 164.39 metros cuadrados. El acuerdo dice:
“Se destina el inmueble federal denominado hangar presidencial a la Secretaría de la Defensa Nacional, para continuar utilizándolo en actividades militares”.
Además, establece que la Sedena deberá custodiar y vigilar el inmueble, quedando obligado a cubrir los gastos necesarios para su conservación y mantenimiento, y aclaró que solo es para el uso autorizado, “no transmite la propiedad del mismo, ni otorga derecho real alguno sobre él”.
El hangar presidencial pasará a manos de la Defensa Nacional el 27 de diciembre.
Hasta 2018, el hangar fue propiedad de la Presidencia de la República, pero administrado por el extinto Estado Mayor Presidencial.
Además del hangar presidencial, Sedena controla 14 aeropuertos de México
El gobierno federal se ha encargado de entregar a la Sedena diferentes inmuebles y otras tareas como la compra y distribución de medicamentos.
Hace apenas unas semanas, a través de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, se le otorgó el control de los aeropuertos de Uruapan, Michoacán; Palenque, Chiapas; y el que se ubica en los municipios de Huejotzingo, Juan C. Bonilla y Tlaltenango de Puebla.
También los aeropuertos de Chetumal, Tamuín e Ixtepec, con lo que la empresa administrada por la Sedena, el Grupo Aeroportuario Olmeca-Maya-Mexica, ya controla 14 centros aeroportuarios en distintos estados del país, como el de Nogales, Sonora; Nuevo Laredo y Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Esta misma empresa tiene el control de combustibles en entidades y de servicios turísticos, como lo son hoteles, parques y museos en los pasos del Tren Maya, en los cinco estados que atraviesan la Península de Yucatán y el suroeste mexicano.
Con información de Animal Político